-Adivina con quién estoy.
-¿Con Pablo?
-Síííí.
-¡No me lo puedo creer! Cuenta, cuenta.
-Me ha invitado a cenar. Estamos en el restaurante.
-¿Y qué te ha dicho?
-Todavía, nada importante. Nos hemos hecho una foto en la
entrada y se la ha mandado a los amigos. Habla con ellos por whatsapp. Les estará contando lo bien que está conmigo.
Yo, alucino. ¡Por fin un sueño se hace realidad!
Adiós. Viene el camarero.
-Pásalo bien.
* *
* *
No sabemos si comerán perdices. Probablemente llenarán
las pantallas de sus móviles de emoticonos y corazones, e insistirán con la letra “k” para decirse
cuánto se quieren.
Algunas veces, menos de la precisas, se mirarán a los ojos y más allá de los ojos,
vibrará entre ellos algo más que el teléfono y liberarán sus manos de la
electrónica, para sentir piel, sólo piel.
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