Que la línea recta es la distancia más corta entre dos
puntos, nadie lo duda. Pero nuestros aparatos
de GPS preguntan, muy
acertadamente, si queramos tomar el
camino más corto o el más rápido, pues no siempre coinciden. Una
carretera estrecha o aglomeraciones de tráfico,
nos hacen decidirnos por el más rápido.
De la misma manera, muchas personas abandonan el camino más
corto para alcanzar metas importantes en sus vidas. Así, todos sabemos de quien
para procurar el amor de una persona, en lugar de manifestárselo directamente,
prefiere antes hacerse miembro de su
círculo de amistades o acudir a los lugares que frecuenta. Igualmente
ocurre en el terreno laboral. Conocemos sujetos que, cuando pretenden alcanzar un puesto más o
menos relevante, no buscan la forma de opositar o formarse,
para hacerse merecedor del mismo, que en teoría sería lo más corto. Ellos
frecuentan los bares o clubs sociales del delegado o ejecutivo responsable del
asunto y si es necesario, se hacen del mismo equipo de fútbol o partido
político, para así, después de muchas vueltas alrededor del sujeto, haber
conseguido su confianza y a ser posible su agradecimiento en alguna cuestión,
que le lleve a lograr su objetivo. Los
mismos medios se utilizan para conseguir cargos en partidos políticos,
asociaciones y otros grupos. Antes de presentarse a unas elecciones, se
aseguran su sitio con estas artes.
Euclides nos habló de Geometría, que estudia el espacio,
pero en nuestra vida cuenta mucho el tiempo y a menudo se toma el camino
rápido, que no el recto.
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