miércoles, 27 de junio de 2012

EL MAESTRO SUSPENDIDO

Javier llegaba todos los días a su casa comentando lo fantástico y listo que era su maestro. Contaba entusiasmado las maravillosas cosas que le enseñaba y que, sin duda, lo sabía todo.
Su hermano mayor, Jorge, adolescente narcisista, se mostraba muy celoso con estas afirmaciones de su hermano, pues siempre había pretendido ser su héroe, sin lograrlo.
Un día, que iban por la calle, Jorge lo llevó hasta la Escuela de Idiomas y en una lista de alumnos, le enseñó su nombre junto a la palabra “Apto”. Después le mostró a Javier otra lista donde junto al nombre de su profesor, figuraban las palabras “No Apto”.
Javier no le preguntó nada a su profesor destronado, ni éste contó nunca que le faltaba tiempo libre para dedicarlo a estudiar inglés, que en su momento no le enseñaron y que después le exigían sus superiores.
De todas maneras, los dos hermanos tardaron mucho en volver a hacer algo juntos.
Una lección de Andrés Bello. Simón Bolívar. Tito Salas 1930

miércoles, 20 de junio de 2012

SI ME BUSCAS, ME ENCONTRARÁS.


Cuando abriste los ojos por primera vez, tu mirada agradecía que tú y yo estuviéramos allí. Tu boca algún día no muy lejano me diría mamá. Te quedaste en la incubadora para aumentar el peso, mientras tu tía y yo tuvimos que irnos al pueblo. Cuando volví para verte y deseando recogerte, no estabas. Sor María me comunicó que habías enfermado gravemente y habías muerto. No pude verte ni entenderlo. La monja a modo de consuelo me dijo que cómo viviría el hijo de una madre soltera, sin medios y cuyos abuelos no querían saber nada de él.
Pero sí quisieron. Todos hemos dedicado años a indagar, solicitar, reclamar, rogar. Pero nadie nos ha dado nunca ninguna pista, sólo aumentaron las sospechas. Llegaron a llamarme loca. Creo que lo estoy, de desesperación. Hijo, ya lo sabes, no fuiste abandonado, fuiste robado hace treinta años. ¡Búscame! Por favor.

El nacimiento de la Vía Láctea. Pedro P. Rubens. 1637

jueves, 14 de junio de 2012

73 SEGUNDOS


El 22 de Enero estuvo programado el acto.
El 23 no pudo ser.
Tampoco el 24,  25, 26 ni 27, ya fuera por problemas con el clima, burocráticos, técnicos o de seguridad.
El día 28 por la mañana hacía 1ºC, peligroso para nosotros, algún ingeniero había mostrado preocupación al respecto, pero yo ya estaba con mi equipo dentro del habitáculo y todas las autoridades, incluido el vicepresidente del país estaban presentes. Cientos de periodistas y televisiones estaban pendientes de nosotros. La emoción y la ilusión me impedían valorar el momento. No podía creer que yo, Sharon Christa, una maestra, estuviese allí con aquellos personajes. Me sentía orgullosa por mis hijos, que me contemplaban.
A las 11,38 la máquina se puso en marcha. ¡Por fin! ¡Mi sueño se cumple!
73 segundos después sólo vi una bola de fuego y el transbordador espacial Challenger se desintegró.
El Océano Atlántico nos recogió ese martes de 1986.

jueves, 7 de junio de 2012

ESPERANZA


Un título de licenciado universitario, un doctorado, un máster, dos idiomas, un ordenador portátil, unos libros y CDs, ropa, un buen anorak, algo de embutidos y conservas, encerraba el joven en su maleta. Unos padres, dos hermanos menores, una novia, un grupo de amigos, un barrio, un club, un sol radiante quedaban atrás. Cuando llegó a aquella ciudad centroeuropea, la noche resaltó el frio y  la soledad que le esperaban, reflejándose en su cara. Su compañero de asiento, con el que había intercambiado algunas frases le dijo, a modo de despedida:
-Ánimo, hijo, mi padre vino con una maleta de cartón casi vacía y encontró un futuro, tú tendrás suerte.
Berlín. Vista panorámica y Catedral. Ernest Descals

viernes, 1 de junio de 2012

¡TE VOY A COMER!

-Cariño, déjame, por favor… ¿no ves que estoy ocupada? Anda, espera un poco.
…No sigas hombre, me vas a dejar el cuello marcado, ¡ten cuidado!, no me hagas daño.
Tras un ligero tirón de su cabellera, giró la cabeza, pero no llegó a ver a quien creyó  su marido; se le nubló la vista al tiempo que un reguero de sangre bajaba hacia el pecho.
Cuando volvió en sí, Drácula ya estaba en otro barrio de la ciudad.
Dama tocando el piano. Carl Vilhelm Holsoe.