INSATISFECHO.-
El llegó a casa de una amiga a las 11 de la mañana. Tomaron un
pequeño, pero dulce desayuno que ella había preparado y se dedicaron a sus
asuntos.
A las 12, hubo una llamada perdida de su ex- mujer.
A las 12 y veinte, alguien llamó al timbre.
A la 1, comenzó a vestirse y despedirse lánguidamente.
A la 1,30 recogió a su hijo del colegio.
A las 2, recogió a su mujer del trabajo.
A las 2,10 se cruzó en un semáforo con aquella antigua compañera que tanto
le gustaba.
A las 2,30 almorzó; como siempre, la asistenta había dejado
sosa la comida.
A las 4, llegó a su centro de trabajo y al ver el lote de
carpetas que esperaba sobre su mesa, murmuró: “¡qué rollo de vida, todos los
días igual!”
El Pensador. Rodín. 1902
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