La recogí en
la estación de Jerez. Venía desde Argentina y hasta hace poco tiempo desconocía
su existencia.
Al verla,
advertí algún rasgo que me resultaba familiar. Le mostré una foto muy antigua y
tenía otra igual. Cuando le ofrecí consomé, me dijo que era “puchero”. Me
comentó que le gustaba el gazpacho, También me habló de Camarón y Caracol y
tarareamos a Serrat. La vi comprar las tortas de aceite que se consumían en mi
casa. Descubrimos que nuestros abuelos habían muerto de la misma enfermedad...
¡Qué grande
son los genes y qué profundas las raíces!
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