¡Ya es primavera! Me dí cuenta esta mañana, cuando la ví llegar despojada de su habitual jersey de cuello vuelto. Llevaba un suave escote que sólo me deja adivinar, pero me gusta. No puedo evitar sentir cierta inquietud cuando llega esta época del año y las mujeres empiezan a dejar ropa en los armarios y a ignorar algunos botones de sus camisas. Se me van los ojos del azahar a las transeúntes, definitivamente, en primavera, prefiero las transeúntes a las flores.
Ella también había cambiado sus pantalones por las medias. Estas son a las piernas como el estuche a la sortija o el papel de celofán al ramo de flores, su envoltorio imprescindible. Pienso que las piernas de una mujer son una invitación y un regalo para los sentidos y yo, los regalos, los prefiero envueltos.
Mujer con sombrilla. Monet. 1886
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