Y tan simples: Pan duro, leche, azúcar, vino, huevos, miel,
cariño de madre, bullicio en la cocina, mezcla de olores de aceite y miel
calientes, no te las coma todavía, espera que se enfríen.
La primera vez que volví a casa, después de horas callejeando
tras las procesiones, henchida del olor a incienso, de la música de las bandas de cornetas y tambores, con la belleza
de las imágenes todavía grabadas en la retina, pero eso sí, con los pies “reventados”, y encontré en la cocina, una
bandeja de torrijas recién hechas esperándome, creí en los milagros.
Foto:cocinafacilisimo
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