sábado, 7 de abril de 2012

HERIDO

Cuando la vi partir sentí como una herida en el pecho. Esperé y no volvió la cabeza, ya me dolía hasta el alma.
Cuando la perdí en la lejanía, me dejé caer sobre un árbol e intenté recuperar el ritmo de la respiración. Miré hacia arriba y pensé: dichoso el árbol que es apenas sensitivo.

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