De haberla conocido antes, la habría buscado deseoso cada
día al salir del trabajo. Por ella hubiera ignorado bastantes bares mediocres y tugurios
donde pasé tantas horas. La habría presentado enseguida a mis amigos y familiares.
Ella es casi perfecta, la única comparable a la pobre mamá.
Siempre tiene una sonrisa cuando me ve, sabe lo que me gusta y procura
agradarme. Por eso le soy fiel.
Ella es la mejor, la cocinera del bar “El Andaluz”.
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