Todos hemos oído la expresión “nuevos ricos”, cargada de
cierto desdén y mofa, y también alguna vez la de “persona venida a menos”, ésta,
en voz más baja y con cierta compasión.
Tristemente, creo que necesitamos acuñar la de “nuevos pobres”.
Y eso va por ti, amigo, que antes de tener las muelas del juicio, ya tenías
fijo el despertador en las siete de la mañana para ir a trabajar. Por ti, que
preparaste oposiciones con más o menos éxito, pasaste multitud de pruebas,
o estudiaste en la UNED. Tú, que quizás
corriste delante de los grises, pidiendo a gritos la democracia, y has
participado en grupos y movimientos culturales, reivindicativos, sociales, ONGS,
sindicatos, etc., en un intento de mejorar la sociedad. Posiblemente te venció el
sueño leyendo un cuento a tus hijos, después de acompañarlos a clase de música,
gimnasia o idiomas, o bien, cuando cuidaba de tus padres. También fuiste enfermo a trabajar. Incluso puedes padecer
una enfermedad profesional no reconocida.
Y tú amiga, además de todo lo anterior, tuviste que suprimir la lactancia de tu hijo
porque el horario laboral así lo exigía y lloraste camino del trabajo el primer
día que lo dejaste en la guardería o colegio.
Amigos, a vosotros que habéis pagado hasta el último euro de
vuestros impuestos y todo lo que hubiera que pagar, además de varias cuotas
voluntarias, como el apadrinamiento de un niño del tercer mundo; que rara vez
os ha llegado alguna ayuda gubernamental, a vosotros os bajaron el sueldo y
os lo volvieron a bajar, y os suprimieron categorías y complementos. Y alguno de
vosotros puede ser víctima de un E.R.E., y no sabemos qué más.
Pues tú y tú y yo podemos ser los “nuevos pobres”; porque
de ir a menos, nada. Los pobres suelen tener dignidad y honradez. Y
como dice Miguel A. Revilla: “Nadie es más que nadie” y “ser feliz no es caro”.
Con cariño para todos los afectados.
Novecento. Bernardo Bertolucci. 1976
1 comentario:
Cuánta razón tienes.
Publicar un comentario