Volvió una noche. Lo ví desde la ventana, inconfundible con
su pelo negro y su caminar, cauteloso pero decidido. Corrí hacía la entrada con
la intención de impedirle el paso, pero entró. Me miró con los ojos fijos
y muy brillantes, me estremecí y él se abalanzó sobre mí, haciéndome daño.
Entonces fui a buscar algo contundente para defenderme, pero, cuando volví ya no
estaba.
Creo que en ese momento lo habría matado, ¡no aguanto más al
gato de la vecina!
La noche estrellada. Vincent Van Gogh. 1889.
1 comentario:
Te felicito por tu blog, ha sido para mí todo un descubrimiento. Me gustan todos tus microrrelatos. Ánimo y no cambies, te estoy vigilando...
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