martes, 25 de diciembre de 2012

CUENTO DE NAVIDAD


Hace tiempo que quería una nochebuena diferente y la he tenido. Mi hijo, el que emigró, no ha venido a casa por Navidad, le hemos visitado sus padres. He palpado el frío gélido, he bebido vino caliente y brindamos con otros españoles, con esa alegría y unión que surge rápida cuando estás solo en un lugar extraño y encuentras a un paisano.
Al final de la noche, mientras contemplaba el fuego, me sorprendí echando de menos las canastillas de hojaldre rellenas de mi madre. Es curioso, nunca pensé que me gustasen tanto, nunca la felicité por esta especialidad, pero es la primera Navidad sin ellas y sin ella. A veces, es cierto que brillan las ausencias y personas que se consideran a sí mismas poco relevantes, hacen que cambie totalmente una reunión cuando no están. A otras, se les espera un año y otro y cuando quieren unirse, ya aquella no es su fiesta. No ha habido gritos ni voces de niños, ni una abuela desafinando con la pandereta, ni el cuñado sabelotodo, ni el que se pasa de copas y da la lata, ni quien se va al baño a la hora de recoger…
En fin, que cuando nos llega la nostalgia, echamos en falta hasta lo que nos molesta, aunque ha sido distinto, divertido, y con quienes más quiero.
¡Felicidades a todos!
La adoración de los Pastores. El Greco. 1614. Museo del Prado

miércoles, 12 de diciembre de 2012

UNA HABITACION SIN VISTAS

Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Había llegado hasta allí perfectamente, no parecía que estaba estrenando piso. Tal como le había enseñado su familia, hoy había sido capaz de llegar solo al piso nuevo. Abrió con la llave el portal a la primera, sin problemas con el ascensor, ni con la puerta de la vivienda. Una vez allí anduvo diligente hacía el salón, después, una prueba de reconocimiento por la cocina y de allí a su dormitorio. Todo le resultaba ya conocido, pero al abrir la ventana, su ceguera le impidió saber qué había delante y ningún sonido era diferente al de cualquier otra calle.



Una habitación con vistas. Dir. James Ivory. Novela E.M. Forster

 
Día de Santa Lucía. Patrona de los ciegos




martes, 4 de diciembre de 2012

TE QUIERO


Hace  mucho tiempo decidí estudiar inglés, porque si algún día una voz interesante me decía por teléfono: “I  just called to say I love you”, sería imperdonable no entenderme con él.
Pero durante años, sólo llamó un guiri una vez por error y dado que la pronunciación británica no es fácil, abandoné la idea.
Preferí entonces aprender francés, ya que es irresistible  oir "Je t’aime" en la voz de Jacques Brel o algún otro. Pero me di de bruces con la gramática y opté por olvidarlo.
Siempre pensé que si un chicarrón de dos metros me soltaba “Ich liebe dich”, creería que me estaba amonestando y no lo intenté con el alemán.
De todas maneras, si un guapetón, como los mejores patricios de Roma, dijera “ti amo”, habría que saber italiano; pero dada la similitud con el español, no me esforcé en ello.
A estas alturas de la vida de mi corazón, en el caso de que alguna vez me encuentre en una situación sentimental de bilingüismo, he decidido que lo mejor es pronunciar aquello que tanto gustó a Melanie de su Banderas: “te quiero una jartá”. Y si por remilgo o por las circunstancias, debo dejar la “jartá”, pues simplemente: “te quiero”, suena bien.
Dicho queda, a quien lo merezca.
 
La mujer de Rojo. Dir. Gene Wilder. 1984
 

sábado, 24 de noviembre de 2012

SÍ, MAMÁ

Ten cuidado. Mira bien antes de cruzar. Abrígate, que puedes coger frío. Guarda bien ese dinero. ¿Se te olvida algo?  Llámame cuando llegues. No te preocupes, yo te recojo.
¿Te has tomado ya el cola-cao?
- Sí, mamá.
Cuarenta años después.
 Ten cuidado. Mira bien antes de cruzar. Abrígate, que puedes coger frío. Guarda bien ese dinero. ¿Se te olvida algo?  Llámame cuando llegues. No te preocupes, yo te recojo.
¿Te has tomado ya las pastillas?
-Sí, hija.

Autorretrato Louise Elisabeth Vigée Le Brun con su hija. 1789. Museo del Louvre

sábado, 17 de noviembre de 2012

SE HIZO EL SUECO


El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español. Sin embargo, lo contrataron como pinchadiscos en la discoteca del hotel español donde yo trabajaba.  Iba recomendado por Anselmo, un gran amigo de mi marido, que conocía al director.
Me subyugó desde el primer momento. Era pelirrojo y yo no podía resistirme, así que cuando Luis, mi marido, Anselmo y él, Erik, quedaban para jugar al tenis o ver un partido, hacía cualquier cosa por aparecer por allí. Me encantaba que viniera a casa. Empezamos a frecuentar la discoteca del hotel por las noches. A veces se sentaba con nosotros un rato, yo con verlo y tenerlo cerca, me conformaba, me gustaba oír su voz, aunque no lo entendiese, pero me disgustaba que Luis y él hablaran en alemán. A pesar de que ninguno de ellos parecía  dominar el idioma, se dedicaban largas parrafadas. Me quedaba tan absorta mirándolo, que temía que se me notara. El también parecía querer comunicarse conmigo.
Un día me entregaron en recepción el teléfono móvil que Erik se había olvidado en la discoteca. ¡Qué placer, tener algo suyo entre mis manos! No pude reprimirme y me puse a curiosear. Me extrañó ver fotos con Luis en sitios que yo no sabía que habían estado. Encontré mensajes amorosos, ¡en español!  ¿Tenía una novia española?,  pero mi desconcierto llegó a la indignación  y a la amargura cuando comprobé que los mensajes pertenecían a mi marido.
Fui yo quien abandonó la casa y el trabajo. No podía vivir cerca de ellos. Nunca averigüé desde cuando se conocían.
Horacio Diez. Carl Larsson

sábado, 10 de noviembre de 2012

AQUEL DOMINGO EN QUE NOS CONOCIMOS


Aquel domingo de Noviembre, me desperté indispuesta y sobresaltada. Me asusté, pues noté por los síntomas que aquello iba en serio. De hecho, un rato después me llevaron al hospital.
Yo había organizado una comida campestre, rociada con el primer mosto de Jerez, con un buen grupo de amigos. Según avanzaba la mañana y ante mi ausencia, la intuición o las noticias que vuelan, hicieron que se fueran presentando hermanos y amigos en la habitación del hospital. No faltó nadie.
Ellos se saludaban, charlaban, reían y hablaban de mí en tono jocoso, ajenos a que yo no sabía qué hacer para calmar el dolor que me invadía. Ni los consejos de los sanitarios, ni el gotero,  sirvieron de nada. Tu padre no se atrevió a despedir a las visitas y llegué a morderle en una mano llevada por la desesperación. Además, tenía mucha hambre, pero no me dieron comida en previsión de una posible intervención con anestesia.
Por fin, a última hora de la tarde, en una aséptica sala, donde una incómoda postura llevó mi sufrimiento al límite, sin que llegara la inconsciencia, hubo un momento en que todo paró, sentí un vacío y todo se tornó en felicidad cuando el médico te colocó sobre mí y sólo supe decir: “mi niña”, “mi niña”…mientras te sostenía incrédula y papá grababa.
¡Feliz cumpleaños, hija!

domingo, 7 de octubre de 2012

CAPERUCITA GUAY

Mientras recogía flores, vi  que el lobo, tras preguntarme adónde iba y recomendarme el mejor camino, cambió su rumbo y tomó una calle estrecha hacia las afueras del pueblo.
Mi madre me advirtió que no me entretuviera ni hablara con desconocidos, pero yo entré en aquel parque buscando flores. Cuando tuve un ramillete, cogí mi mochila roja que guardaba  un rico bizcocho para entregárselo todo a mi abuelita, como quería mi mamá. Yo llevaba a todas partes aquella mochila y por ello me conocían por Mochilita Roja.
Crucé el barrio que me recomendó el lobo y cuando llegué a casa de la abuela, la puerta estaba entreabierta y la encontré en su dormitorio acostada,  estaba muy rara, con muy mala cara. Entonces le dije:
-Abuelita, ¡qué mal te encuentro!
-Hijita, estoy enferma.
-Pero ¡qué orejas más grandes tienes!
-¡Son para oírte mejor!
-Y ¡qué ojos tan grandes!
-¡Para verte mejor!
-Dios mío ¡qué boca tan grandes tienes! –Me daba un poco de miedo y marqué en el teléfono móvil el número de mi madre, pero antes que ella contestara, el lobo respondió:
-¡Para comerte mejor! Y cuando me dí cuenta de que no era mi abuela, sino el lobo disfrazado, éste me engulló y llegué a su estómago, dónde sí estaba mi abuela.
Después de un rato de miedo y congoja, la barriga del lobo se abrió y salimos mi abuela y yo sanas y salvas. Allí estaban un carnicero que  rasgó al lobo, unos policías que habían buscado al carnicero y mi madre, que como yo no le contestaba al móvil, se preocupó y llamó a la policía.
Todos estábamos felices, al lobo lo incineraron y yo aprendí que siempre que me llame mamá al móvil debo responder, pues de lo contrario, ella se imagina lo peor y llama a la policía


 

sábado, 8 de septiembre de 2012

VIENDO LAS NOTICIAS

Antonio se levantó somnoliento, como siempre, aquella mañana de Septiembre. Su familia ya había salido y puso la TV mientras preparaba un café. Repetía esta rutina diariamente en su piso de El Bronx desde hacía unos años, cuando llegó desde  Perú en busca de una vida más digna. Y como siempre, conduciría después su taxi hacia Manhattan.

¡Qué les gusta a estos americanos estas películas de ciencia-ficción!, -pensó al ver en la pantalla un avión que impactaba contra una de las torres gemelas-.
No le agradaba ese argumento, menos aún cuando su hijo mayor, tras graduarse en la Universidad había conseguido recientemente un empleo en una oficina del piso 62,  así que cambió de canal, pero para su sorpresa, encontró la misma película, ¡qué raro! –balbuceó inquieto-. Volvió a cambiar y un periodista explicaba una catástrofe. No sabía si tenía problemas con el inglés o no acababa de comprender el suceso.  Buscó una TV. en español y oyó a un periodista que exclamó: “¡La otra torre, Dios Santo!”
Cogió el teléfono, pero algo como un globo empezó a ocuparle el pecho y taparle la garganta. Tampoco los dedos le respondieron. Cuando intentó abrir la puerta para pedir ayuda, cayó desplomado al suelo.
Torres gemelas. Luis Mora

domingo, 2 de septiembre de 2012

DESCONOCIMIENTO


Una señora, ordenando un mueble, saca una carpeta y se queda parada mirando  un retrato antiguo. Un niño se acerca y le pregunta:
-Abuela, ¿quién es ese hombre de la foto?
-Mi abuelo.
-¡Qué guapo! ¿Y te acompañaba al colegio?
-No, yo no lo conocí. Murió  muy joven, cuando mi madre era muy pequeña.
-¡Ah! ¿Estaba en el hospital? ¿No?
-No. Murió en la guerra.
-¿Y tú le llevas flores  como al abuelo, cuando vas al cementerio?
-No cariño, yo no sé dónde está.
-Pues pregunta. Papá a lo mejor lo sabe.
-No, hijo, no, nadie sabe dónde está.
-¡Cómo no lo vas a saber! Si los muertos no pueden moverse. Lo que eres una tacaña, que no quieres comprarle flores.
La mujer se agacha, y abraza fuerte al niño, ocultando el rostro.

Niño sentado con una carpeta. Francois Bonvin

viernes, 24 de agosto de 2012

ADIÓS, TÍTERES, ADIÓS.

Para los jóvenes de mi generación, la vuelta al cole está marcada con la Muestra de Títeres. El programa estaba entre libros nuevos, cartucheras y mochilas. Empecé a conocer el callejero de Jerez buscando de plaza en plaza el ansiado escenario. Me gustaban todos: de varilla, guante, sombras y lo que hubiera. Recuerdo algunos titiriteros que eran fijos todos los años y me alegraba reconocerlos, como una pareja, creo que de Zaragoza.

Mis padres se afanaban en colocarnos en un buen sitio y ellos se iban detrás, decían que a charlar, pero cuando yo me volvía para asegurarme de que seguían allí, los veía mirando atentos, cuando no embobados y se reían con los diálogos. Mi madre era una pesada aplaudiendo y la última en irse, pues siempre encontraba alguna antigua amiga que estaba con sus hijos. Entonces mi padre corría con nosotros a la siguiente plaza para encontrar sitio.

Me gustaba ver el Centro tan lleno, merendar o cenar en la calle y mi hermana y yo no nos sentíamos satisfechos hasta que poníamos en el programa la última cruz a la última función, pues eran varios días y daba tiempo. Alguna vez vino mi primo desde Cádiz a verlos y un año que tuvimos familiares de fuera de vacaciones en Septiembre, también disfrutaron de los títeres.

Este año me estrenaba como acompañante, le había prometido a mi primo pequeño llevarlo. Pero ayer me dijeron que se han suspendido y no entiendo por qué le aconsejan que se aficione al golf, que estará más distraído.

lunes, 20 de agosto de 2012

LA AVENTURA DE ERNEST

Al día siguiente de entrar Gran Bretaña en la primera Guerra Mundial, el 9 de agosto de 1914, zarpé del puerto inglés de Plymouth, junto a 26 compañeros a bordo del Endurance. No tenía miedo, no era mi primer viaje, aunque sí el más importante.

Al poco tiempo, el barco quedó atrapado. Pasamos meses en un campamento improvisado sin que nadie viniese a rescatarnos. No había llegado la época dorada de las comunicaciones y un país en guerra no puede velar por todos sus súbditos. Pasamos duras pruebas físicas y psicológicas de supervivencia. Llegamos a jugar al fútbol y hacer teatro a temperaturas extremas, para mantener la mente y el espíritu activos.  Los perros fueron parte de nuestro alimento. Recorrimos kilómetros andando cargando todo el material. Un grupo navegamos en un bote salvavidas hasta una isla, mientras el resto esperaba.  Después otra travesía de 1300 km. en otro bote abierto por uno de los mares más peligrosos del planeta. Ya habían pasado dos  inviernos de vientos y nevadas y llegó otro verano  cuando yo, Ernest Shackleton, junto a dos compañeros, sin mapa ni equipo  adecuado, cruzamos una montaña nevada hasta que encontramos por fin ayuda. Como el gobierno británico tardaría varios meses en rescatarnos, después de muchos intentos, el 30 de Agosto de 1916, en un barco chileno, recogimos al grupo que esperaba en la Isla Elefante.
No conseguí cruzar la Antártida como pretendía, pero fui considerado  el mejor líder de la historia de la aventura y la épica, que logró mantener vivo a todo el grupo, en las condiciones más adversas, llegando a altas cotas de superación del ser humano.
Foto: Frank Hurley

domingo, 5 de agosto de 2012

ELLOS


Ella no sabía muy bien qué hacía allí en casa de aquel amigo. El estaba recién llegado de vacaciones desde otra ciudad donde trabajaba últimamente. Se habían encontrado un rato antes por los alrededores y tras los saludos y comenzar a charlar, él la invitó a pasar.
Desde hacía varios años que se conocían, era la primera vez que estaban a solas en un lugar resguardado y ambos, sin confesarlo, habían deseado muchas veces que se produjera una situación así. El se mostraba inquieto como un muchacho, aunque no lo era. Ella, insegura  como una adolescente, que tampoco lo era. Él disfrutó enseñándole su rincón favorito y algunos objetos personales significativos. A ella le gustó verlos.
No se permitieron más placer que el de la conversación. Se sentaron frente a frente y terminaron hablando de trivialidades, mientras se observaban y se gustaban. Ella supuso que él estaría deseando encontrarse con aquella chica que siempre lo acompañaba últimamente y con quién parecía  muy entusiasmado. El pensó que ella no estaría para ningún tipo de proposición, después de hablarle de la enfermedad que le habían diagnosticado.
Cuando ella salió a la calle, la luz del sol le cegó la vista y también la mente. Creyó que aquello no había ocurrido, que fue solo un espejismo en su desierto.
Le déjeuner. Renoir. 1879

jueves, 26 de julio de 2012

INGENUO PERDEDOR.-


Aquella mañana el salió de su casa para trabajar, como siempre, a las 7,45, después de besar a su esposa y echar una mirada a los dormitorios de sus hijos. Repetía lo mismo cada día desde hacía 15 años. Anteriormente estuvo trabajando lejos y se sintió feliz cuando tras superar unas pruebas y méritos, consiguió ese puesto estable en su ciudad.
Al volver a su casa, se detuvo unos minutos con las llaves en la mano sin atreverse a abrir la puerta. No sabía cómo mirar a su mujer ni cómo explicarle a sus hijos que lo habían incluido, sin razón alguna, en el ERE de la empresa donde trabajaba.

domingo, 15 de julio de 2012

ESTO LO PAGAS TÚ

Erase una vez una familia que sufrió en su casa el robo de cierta cantidad de dinero y algunas joyas. Como no había señas de violencia, ni pistas, ni se detuvo a nadie, el seguro no les indemnizó.
Entonces se les ocurrió decirle a la asistenta que para recuperar esta pérdida estarían un buen tiempo sin pagarle. Como estaba interna, sólo tendría la comida y el alojamiento.
Ella no pudo hacer otra cosa. No tenía dónde ir y no encontraba otro empleo. Oía que otras personas negociaban despidos, cobraban el desempleo, cambiaban de empresa, pero no era su caso.
Pasado un tiempo oyó la noticia de que el gobierno había tenido una gran pérdida económica a través de los bancos, pero no lo pagaron los culpables. Entonces le quitaron parte del sueldo y derechos a sus empleados. Ella pensó que todo esto le sonaba, que ya lo había vivido.
El Fregadero. Giuseppe Crespi "El Español". 1720

sábado, 7 de julio de 2012


INSATISFECHO.-
El llegó a casa de una amiga a las 11 de la mañana. Tomaron un pequeño, pero dulce desayuno que ella había preparado y se dedicaron a sus asuntos.
A las 12, hubo una llamada perdida de su ex- mujer.
A las 12 y veinte, alguien llamó al timbre.
A la 1, comenzó a vestirse y despedirse lánguidamente.
A la 1,30 recogió a su hijo del colegio.
A las 2, recogió a su mujer del trabajo.
A las 2,10 se cruzó en un semáforo con aquella antigua compañera que tanto le gustaba.
A las 2,30 almorzó; como siempre, la asistenta había dejado sosa la comida.
A las 4, llegó a su centro de trabajo y al ver el lote de carpetas que esperaba sobre su mesa, murmuró: “¡qué rollo de vida, todos los días igual!”
El Pensador. Rodín. 1902

miércoles, 27 de junio de 2012

EL MAESTRO SUSPENDIDO

Javier llegaba todos los días a su casa comentando lo fantástico y listo que era su maestro. Contaba entusiasmado las maravillosas cosas que le enseñaba y que, sin duda, lo sabía todo.
Su hermano mayor, Jorge, adolescente narcisista, se mostraba muy celoso con estas afirmaciones de su hermano, pues siempre había pretendido ser su héroe, sin lograrlo.
Un día, que iban por la calle, Jorge lo llevó hasta la Escuela de Idiomas y en una lista de alumnos, le enseñó su nombre junto a la palabra “Apto”. Después le mostró a Javier otra lista donde junto al nombre de su profesor, figuraban las palabras “No Apto”.
Javier no le preguntó nada a su profesor destronado, ni éste contó nunca que le faltaba tiempo libre para dedicarlo a estudiar inglés, que en su momento no le enseñaron y que después le exigían sus superiores.
De todas maneras, los dos hermanos tardaron mucho en volver a hacer algo juntos.
Una lección de Andrés Bello. Simón Bolívar. Tito Salas 1930

miércoles, 20 de junio de 2012

SI ME BUSCAS, ME ENCONTRARÁS.


Cuando abriste los ojos por primera vez, tu mirada agradecía que tú y yo estuviéramos allí. Tu boca algún día no muy lejano me diría mamá. Te quedaste en la incubadora para aumentar el peso, mientras tu tía y yo tuvimos que irnos al pueblo. Cuando volví para verte y deseando recogerte, no estabas. Sor María me comunicó que habías enfermado gravemente y habías muerto. No pude verte ni entenderlo. La monja a modo de consuelo me dijo que cómo viviría el hijo de una madre soltera, sin medios y cuyos abuelos no querían saber nada de él.
Pero sí quisieron. Todos hemos dedicado años a indagar, solicitar, reclamar, rogar. Pero nadie nos ha dado nunca ninguna pista, sólo aumentaron las sospechas. Llegaron a llamarme loca. Creo que lo estoy, de desesperación. Hijo, ya lo sabes, no fuiste abandonado, fuiste robado hace treinta años. ¡Búscame! Por favor.

El nacimiento de la Vía Láctea. Pedro P. Rubens. 1637

jueves, 14 de junio de 2012

73 SEGUNDOS


El 22 de Enero estuvo programado el acto.
El 23 no pudo ser.
Tampoco el 24,  25, 26 ni 27, ya fuera por problemas con el clima, burocráticos, técnicos o de seguridad.
El día 28 por la mañana hacía 1ºC, peligroso para nosotros, algún ingeniero había mostrado preocupación al respecto, pero yo ya estaba con mi equipo dentro del habitáculo y todas las autoridades, incluido el vicepresidente del país estaban presentes. Cientos de periodistas y televisiones estaban pendientes de nosotros. La emoción y la ilusión me impedían valorar el momento. No podía creer que yo, Sharon Christa, una maestra, estuviese allí con aquellos personajes. Me sentía orgullosa por mis hijos, que me contemplaban.
A las 11,38 la máquina se puso en marcha. ¡Por fin! ¡Mi sueño se cumple!
73 segundos después sólo vi una bola de fuego y el transbordador espacial Challenger se desintegró.
El Océano Atlántico nos recogió ese martes de 1986.

jueves, 7 de junio de 2012

ESPERANZA


Un título de licenciado universitario, un doctorado, un máster, dos idiomas, un ordenador portátil, unos libros y CDs, ropa, un buen anorak, algo de embutidos y conservas, encerraba el joven en su maleta. Unos padres, dos hermanos menores, una novia, un grupo de amigos, un barrio, un club, un sol radiante quedaban atrás. Cuando llegó a aquella ciudad centroeuropea, la noche resaltó el frio y  la soledad que le esperaban, reflejándose en su cara. Su compañero de asiento, con el que había intercambiado algunas frases le dijo, a modo de despedida:
-Ánimo, hijo, mi padre vino con una maleta de cartón casi vacía y encontró un futuro, tú tendrás suerte.
Berlín. Vista panorámica y Catedral. Ernest Descals

viernes, 1 de junio de 2012

¡TE VOY A COMER!

-Cariño, déjame, por favor… ¿no ves que estoy ocupada? Anda, espera un poco.
…No sigas hombre, me vas a dejar el cuello marcado, ¡ten cuidado!, no me hagas daño.
Tras un ligero tirón de su cabellera, giró la cabeza, pero no llegó a ver a quien creyó  su marido; se le nubló la vista al tiempo que un reguero de sangre bajaba hacia el pecho.
Cuando volvió en sí, Drácula ya estaba en otro barrio de la ciudad.
Dama tocando el piano. Carl Vilhelm Holsoe.

sábado, 26 de mayo de 2012

¡TIENE NARICES!


Como los estudios no eran lo suyo, pasó muchas horas en el local del partido. Igual pintaba una pancarta, repartía panfletos, hacía de chófer o iba por cerveza y bocadillos cuando una reunión se alargaba.
Tanta dedicación le fue pagada con un carguito, al que siguió un buen cargo. Desde él le procuró empleo a su esposa y cuñados. Mientras engordaba su panza con buenas viandas y vino de  reserva en las comidas de trabajo, fue formando una empresa con las comisiones de los proveedores.
Llegó  un momento en que el partido no pudo seguir manteniéndolo, pero su negocio “va bien” y todos los días se le oye repetir: “la gente, que no ha sabido cuidar el futuro, han querido vivir por encima de sus posibilidades, y ahora tenemos que pagarlo todos”.
Arlequín con espejo. Pablo Picasso. 1923

lunes, 21 de mayo de 2012

MISIÓN CUMPLIDA

Varias generaciones de la familia Pérez caminaban de forma lenta y fatigosa, por la Avenida principal de Jerez. Ellos tiraban de una carretilla llena de paquetes.
Pararon ante un gran edificio público y entraron con su carga. Un conserje les salió al paso y les preguntó qué hacían allí.
-Queremos hablar con el Padre Luis Coloma.
-Huuum? Ese señor no trabaja aquí.
-Bueno, pues vivirá aquí porque en la entrada se lee  “Instituto Padre Luis Coloma”.
El conserje se fue a buscar una escoba cuando unos profesores se acercaron extrañados y les hablaron:
-El P. Luis Coloma murió hace casi 100 años, ¿qué queréis?
-Soy el ratón Pérez y le traigo todos los dientes que hemos  recogido desde que a él se le ocurrió escribir el cuento  encargándomelo. Pero ya no lo hago más. Todos los Pérez estamos hartos de recorrer ciudades de noche, recogiendo dientes, la mayoría con caries, de niños caprichosos. Al principio les poníamos una peseta y  después un duro bajo la almohada, pero ahora quieren muñecas, videojuegos y cosas grandes. No podemos con tanto peso. Además las casas cada vez tienen más protección, poniendo en peligro nuestras vidas. Y tampoco tenemos dónde almacenar tantos dientes.
-No preocuparos, -respondieron-  los pondremos en el museo de este Instituto, que es uno de los más antiguos de España, con una placa agradeciendo vuestra labor durante tantos años.
Instituto P. Luis Coloma. Jerez

martes, 15 de mayo de 2012

LA CIGARRA Y LA HORMIGA S. XXI


Erase una vez una hormiga que estuvo durante todo el verano buscando comida y cargando grano a grano hasta su casita para no pasar hambre durante el invierno. “Chica precavida vale por dos”, se decía.
Mientras tanto, su vecina la cigarra se recostaba sobre alguna hoja o sentaba en alguna piedrecita bajo un árbol y cantaba y cantaba. Le gustaba que la oyera todo el que pasaba.
Cuando llegó el  frío invierno, la trabajadora hormiga se resguardaba en la guarida que se había construido y  disfrutaba de la comida almacenada, pero pasaban los días y no veía a su vecina la cigarra, la que un día le pidió un poco de comida y ella se la dio no sin antes reprenderle por su holgazanería. Andará pidiendo comida de un lado para otro –pensó-.
Hasta que un día vio venir  a lo lejos a una elegante cigarra que vestía un hermoso abrigo de visón y  un moderno sombrero. Según se acercaba reconoció a su vecina, que también llevaba un lujoso bolso de Chanel.
-Hola querida hormiga, ¿cómo estás?
-Bien, haciendo mi comidita. ¿Y tú?,  ¿qué haces vestida así?,  ¿de qué vives?
-Pues verás, como yo siempre estoy cantando, un día pasaron unos señores y me propusieron presentarme a un programa de T.V. que se  llama “Tú sí que vales”.  Fui, me eligieron, actué varias veces, me pagaron mucho dinero, grabé un disco y aquí me ves. Si es lo que yo digo, la que tiene arte ¿para qué va a trabajar? Bueno, me voy que me esperan para almorzar en un nuevo restaurante que han abierto en la ciudad.

jueves, 10 de mayo de 2012

24 HORAS DE UN CLAVEL


La vendedora llegó temprano a la feria de Jerez cargada de claveles.  Manuel, un jovencito que iba por primera vez con su novia, le compró uno rojo. Carmen se lo puso en el pelo y él le dijo: -Así me gusta, una flor que porta otra flor. Y brindaron con "rebujito".
Cuando estuvieron en la calle del infierno, desde lo más alto de uno de los “cacharritos”, el clavel salió volando y lo cogió Jesús, ofreciéndoselo a Ana, la secretaria de la empresa, que se lo colocó en el escote y que después  de varias horas  de fino y feria, bailaba con verdadero sentimiento y movía los volantes con  pasión.  El la piropeaba y le pedía el clavel como recuerdo de ese día especial. En uno de los lances de la sevillana y exhibiendo un pase torero, se apoderó de él y lo guardó en el bolsillo.
A la mañana siguiente, su mujer antes de lavar el pantalón, lo tiró mustio y oliendo a vino, con un gesto de desprecio.

lunes, 7 de mayo de 2012

SAPO Y PRINCESA V

Considerando la longitud y destreza de su lengua, la princesa se interroga sobre su esposo. ¿Fue en verdad príncipe antes de ser sapo? ¿O fue en verdad sapo, originariamente sapo, a quien hada o similar concediera el privilegio de cambiar por humana su batracia estirpe si obtuviera el principesco beso? En tales dudas se obsesiona su mente durante los sudores del parto, un poco antes de escuchar el raro llanto de su bebé renacuajo.
                    Ana María Shua

             Princesa de Conti. Francisco de Goya             

jueves, 3 de mayo de 2012

Y DIJO: DE HOY NO PASA.


Ella recibió en su casa un paquete con unos magníficos zapatos rojos acompañados de una nota que decía: “Me gustaría mucho que los llevara hoy. Besos. Juan”.
¡Qué raro es este chico!  –pensó-. Hoy es su cumpleaños, soy yo quien debería hacerle un regalo.
Por la noche, sentada junto a él para cenar deslizó un tacón a lo largo de la pierna contraria y le preguntó:
-¿Te gustan?       
-Mucho, pero me gustaría más verlos debajo de mi cama.
 
Zapatos de Penelope Cruz en "Los abrazos rotos". Img 20 minutos.es

lunes, 30 de abril de 2012

DETRÁS DEL ÚLTIMO


A menudo había oído la frase: “Detrás del último, no va nadie”.
Se presentó a la selección de personal de una gran empresa. Al llegar preguntó: ¿quién es el último? –Pues yo voy detrás.
Y el allí no fue nadie.

El Hombre invisible. Salvador Dalí. 1933

viernes, 27 de abril de 2012

Y ESO, POR PRESUMIDA.

Celia salió de la ducha ilusionada porque Fernando, aquel chico de su pueblo que tanto le gustaba, por fin parecía prestarle atención. La había invitado a su fiesta de graduación en la Universidad y además, él, que era motero, la recogería en su Aprilia 650,  en una calle cerca de donde ella se alojaba, el piso de una amiga en una zona peatonal.
Cuando entró en la habitación vio sobre la mesa un casco que la amiga le había dejado antes de salir. Ella, poco había ido en moto y nunca con un casco integral de ese tipo, así que decidió probárselo para comprobar si le aplastaba mucho el pelo y también para no parecer después una inexperta al quitárselo. Pero cuando quiso, no pudo quitar el cierre por más que apretaba. Tiró de un lado, después de otro, ambos a la vez con fuerza, y no hubo manera. Tampoco debía cortar las correíllas. No podía despojarse de él. Se miró en el espejo por si había alguna pieza en la que no hubiese reparado y… se dio cuenta de que solo llevaba la toalla. El pánico empezó a adueñarse de ella. Intentó llamar por teléfono, pero así no podría. Tampoco era posible poner un mensaje de móvil porque no llevaba las gafas que usaba. Se asomó a la ventana por si veía alguien que pudiera ayudarla, pero nada.
Cuando intentó ponerse su precioso vestido, de vuelo, pero ceñido por arriba y no le entró por los pies, se dio cuenta de que no iría a ningún sitio. La camiseta que se había quitado, se ponía por la cabeza y su amiga usaba cuatro tallas más que ella. Tímidamente salió y llamó al piso de al lado, sin respuesta. Si salía andando por el centro,  con el casco y con una ropa que más podría parecer un disfraz, la detendrían. Además, cuando llegara, Fernando ya se habría ido.
Exhausta, decepcionada, con dolor de cabeza, se echó sobre la cama y lloró.

A las pocas horas, llegó la amiga, que no pudo evitar la risa en medio del drama. Con un toque certero abrió el casco y la convenció para que se vistiera y fuese, si no llegaba a mitad de la cena, estaría al menos en el baile,  -le dijo. Aunque triste y malhumorada, después de ver que tenía siete llamadas perdidas de Fernando, así lo hizo y  buscó un taxi que la llevara al hotel donde se celebraba la fiesta. Lo llamó al móvil, pero no hubo respuesta. Al llegar vio algunos recien graduados en el jardín; habrán terminado ya de cenar, –pensó. Le pareció ver a Fernando caminando, sí era él, acompañaba a una chica a la que rodeaba con el brazo por la cintura. Instintivamente se dio media vuelta.
Tardaron mucho en volver a verse.
Vacaciones en Roma. William Wyler. 1953



martes, 24 de abril de 2012

NUEVOS POBRES


Todos hemos oído la expresión “nuevos ricos”, cargada de cierto desdén y mofa, y también alguna vez la de “persona venida a menos”, ésta, en voz más baja y con cierta compasión.
Tristemente, creo que necesitamos acuñar la de “nuevos pobres”. Y eso va por ti, amigo, que antes de tener las muelas del juicio, ya tenías fijo el despertador en las siete de la mañana para ir a trabajar. Por ti, que preparaste oposiciones con más o menos éxito, pasaste multitud de pruebas, o estudiaste en la UNED. Tú,  que quizás corriste delante de los grises, pidiendo a gritos la democracia, y has participado en grupos y movimientos culturales, reivindicativos, sociales, ONGS, sindicatos, etc., en un intento de mejorar la sociedad. Posiblemente te venció el sueño leyendo un cuento a tus hijos, después de acompañarlos a clase de música, gimnasia o idiomas, o bien, cuando cuidaba de tus padres. También fuiste enfermo a trabajar. Incluso puedes padecer una enfermedad profesional no reconocida.
Y tú amiga, además de todo lo anterior,  tuviste que suprimir la lactancia de tu hijo porque el horario laboral así lo exigía y lloraste camino del trabajo el primer día que lo dejaste en la guardería o colegio.
Amigos, a vosotros que habéis pagado hasta el último euro de vuestros impuestos y todo lo que hubiera que pagar, además de varias cuotas voluntarias, como el apadrinamiento de un niño del tercer mundo; que rara vez os ha llegado alguna ayuda gubernamental, a vosotros os bajaron el sueldo y os lo volvieron a bajar, y os suprimieron categorías y complementos. Y alguno de vosotros puede ser víctima de un E.R.E., y no sabemos qué más.
Pues tú y tú y yo podemos ser los “nuevos pobres”; porque de ir a menos, nada. Los pobres suelen tener dignidad y honradez. Y como dice Miguel A. Revilla: “Nadie es más que nadie” y “ser feliz no es caro”.
Con cariño para todos los afectados.

Novecento. Bernardo Bertolucci. 1976

lunes, 23 de abril de 2012

EL MANTEO DE SANCHO


-Papá, mira ese tapiz ¿de dónde cae ese señor que recogen?
-No cae, lo están manteando.
-Y eso ¿qué significa?
-Pues que lo tiran hacia arriba con una manta y luego lo recogen. Están jugando.
- Ah, y él hace como si fuera una pelota. Es el Sr. Pelota.
- No hijo, es Sancho Panza, el amigo del Quijote.
-¿Y quién era el Quijote?
-Pues otro señor, interesante, pero un poco loco, que viajaba en su caballo y a veces se peleaba con unos molinos creyendo que eran gigantes o perforaba botas de vino con la espada.
-¿Y por qué era su amigo, si estaba loco?
- Quizás para recordarte a ti, que hay que ser bueno y tener altos ideales, pero siempre con los pies en la tierra.
- Ah, comprendo, que no permita que me manteen.


El manteo de Sancho. Colección tapices flamencos. Taller de Urbano Leyniers (1674-1747)

domingo, 22 de abril de 2012

DOS ELEFANTES

Un elefante, se balanceaba, en la tela de una araña.
Como veía que no se caía, fue y llamó a otro elefante.
Dos elefantes se balanceaban...
Pero uno se cayó y la cadera se rompió.
Y todo el pueblo de su vaivén se enteró.

Arte callejero en Rotterdam

viernes, 20 de abril de 2012

VOLVIÓ UNA NOCHE, SIN MÚSICA DE TANGO.

Volvió una noche. Lo ví desde la ventana, inconfundible con su pelo negro y su caminar, cauteloso pero decidido. Corrí hacía la entrada con la intención de impedirle el paso, pero entró. Me miró con los ojos fijos y muy brillantes, me estremecí y él se abalanzó sobre mí, haciéndome daño. Entonces fui a buscar algo contundente para defenderme, pero, cuando volví ya no estaba.
Creo que en ese momento lo habría matado, ¡no aguanto más al gato de la vecina!


La noche estrellada. Vincent Van Gogh. 1889.

jueves, 19 de abril de 2012

SI TÚ ME DICES...

Si tú me dices ven, no dejaré nada.
Si tú me dices ven, mañana se lo dirás a otra.
Si tú me dices ven... lo pensaré.
Mira, mejor vete tú solo y ya hablaremos


El viajero. Eduardo Úrculo. 1992. Foto:Wikipedia

martes, 17 de abril de 2012

EL TIEMPO

Dicen que el tiempo todo lo borra.
Pero, perdió la goma... y aquí te tengo.


Relojes blandos. Dalí. 1931

lunes, 16 de abril de 2012

ASÍ EMPEZAMOS, cap. 3


Él se paseaba delante de mí, insinuante, una y otra vez. A mí me gustaba, e hice lo mismo. Pero jugaba a hacerse el duro. Así que en medio de aquel tinglado de personajes, tomé un disfraz de animal e inyecté una pócima en la fruta de su cena.
Sucumbió. Pasó lo que tenía que pasar. Pero enseguida se enteró el director de escena, que no quería líos entre sus protagonistas y nos expulsó al tiempo que cambió el guión de la historia.
Yo me quedé embarazada y, como era un hombre cabal, de los antiguos, cumplió y me llevó con él. Como es normal, tuvimos más niños; por supuesto, en los partos nunca me pusieron la epidural, y él trabajó, siempre trabajó mucho.
Aunque los graves sucesos con mis hijos mayores enturbiaron nuestras vidas, Adán fue siempre un buen padre y un buen marido y para él la más importante siempre fui yo, su Eva.

El Jardín de las Delicias. Jerónimo Bosch. "El Bosco".

sábado, 14 de abril de 2012

LA ENCONTRÉ

De haberla conocido antes, la habría buscado deseoso cada día al salir del trabajo. Por ella hubiera ignorado bastantes bares mediocres y tugurios donde pasé tantas horas. La habría presentado enseguida a mis amigos y familiares.

Ella es casi perfecta, la única comparable a la pobre mamá. Siempre tiene una sonrisa cuando me ve, sabe lo que me gusta y procura agradarme. Por eso le soy fiel.

Ella es la mejor, la cocinera del bar “El Andaluz”.

Sorolla. Juerga andaluza

viernes, 13 de abril de 2012

BUSCANDO MUSICA


La radio estaba aburrida y tomé un CD para oírlo; tuve dificultad para colocarlo en el aparato y… ¡ay, ay!...¡¡socorro!!...¡Dios mío!
Mi coche se estrelló contra un árbol. Salí a duras penas y comprobé el impacto: la mitad delantera del auto estaba destrozada y…”dichoso el árbol que es apenas sensitivo”.

jueves, 12 de abril de 2012

CAFÉ Y COPA


De una reciente entrevista a Felipe González en el programa Salvados, de la Sexta, aparte de otras interesantes aportaciones, me llamó la atención la siguiente afirmación:
“Lo único que puedes decidir en esta vida, en serio, ¡eh!, y  te lo digo ya cumplidos los setenta años, es con quién no vas a tomar café”.
Esto, dicho por una persona con su recorrido,  me hizo pensar un poco y no quise llegar a ninguna conclusión cuando alguien que creemos nuestro amigo, tiene otros compromisos, obligaciones... cuando de tomar un café se trata… ¡Uy!, ¡uy! Y de copa, ni hablamos.

Renoir. En el Café. 1877

miércoles, 11 de abril de 2012

LA VISITADORA

¡Ahí viene, ya llega! ¡Qué guapa es! Tiene los  ojos más grandes y más profundos que he visto, una boca perfecta y un pelo negro azabache que enmarca su bonita cara. Y, además, un tipazo. Quizás sea un poco más alta que yo. Es una satisfacción verla cada día.
Se sienta a mi lado y hablamos, a veces de naderías, a veces en serio y a veces callamos. También paseamos un buen rato, no me importa que estemos en silencio. Pero,  a menudo sin esperarlo, mira el reloj y se marcha.
¡Lástima!, a la mujer más guapa y quizás la más joven que he tenido a mi lado, tengo que pagarle... Bueno, mis hijos le pagan también una parte, para que venga al geriátrico a visitarme, me pasee en mi silla de ruedas y me ayude si tengo algún problema, pues ellos trabajan fuera.


martes, 10 de abril de 2012

¡LO VÍ!


Hoy lo he visto, lo he visto y me ha mirado. Hoy el muy canalla, no me ha hablado.

Gioconda "española". ¿Leonardo? ¿discípulo? Algún experto apunta a que ésta sería la original, pues su mirada al frente indicaría que mira al maestro y la otra obra, simultánea, a un alumno situado junto a él

lunes, 9 de abril de 2012

¿BÉCQUER?

Por una llamada, un mundo; por una entrevista, un cielo; por un empleo... yo no sé que te diera por un empleo.


                                                        Las hilanderas. Velazquez

domingo, 8 de abril de 2012

PERDIDOS


Estábamos hartos de llevar pegado a Abdul, aquel chico que decía que él no era un guía, sino un amigo, que no cobraba por horas como otros,  sólo  nos acompañaba para practicar español. Habíamos conseguido con su presencia quitarnos de encima a otros que insistían en llevarnos  por las calles de Fez, esa hermosa ciudad marroquí,  que tanto nos apetecía disfrutar paseando tranquilamente.

Vimos una calle que daba a una salida de la medina, así que despistamos a nuestro acompañante y entramos en otra perpendicular estrecha para que no nos viese. Seguimos un poco más para aprovechar y ver el zoco de las especias y comprar algo.

 -¡Qué olor tan penetrante!, ¡cuidado!, ¿de dónde habrá salido este burro?, no me lo explico, si estas calles apenas alcanzan dos metros de ancho…no, no, quiero alfombras, ¡vaya, ya nos salió otro guía!, ¡una moto, que viene una moto!,  me ha rozado la yerbabuena hasta los ojos…

 Nos cogimos del brazo fuertemente e intentamos salir de allí, pero aquel laberinto de calles cada vez era más complicado y estrecho. Volvimos a pasar por los plateros, los carpinteros, todos los artesanos nos ofrecieron de todo y nuestro nuevo guía sonreía. Llegamos a los peleteros y el hedor de los tintes que se acercaba se hacía ya insoportable. Todo nos resultaba ya conocido, pero la prometida salida no aparecía.
-¡No, por favor!-, Abdul otra vez. Ambos guías se enzarzaron en una discusión, de la que no entendimos nada. Enseguida nos rodearon varios hombres más. Casi a empujones,  se marchó el segundo y Abdul nos dijo:
-No hay problema, amigos. Sólo tenéis que pagarme a mí cincuenta euros, yo le pago a él y el resto es vuestro regalo, pues yo os he acompañado toda la mañana y os he evitado muchos problemas.

sábado, 7 de abril de 2012

HERIDO

Cuando la vi partir sentí como una herida en el pecho. Esperé y no volvió la cabeza, ya me dolía hasta el alma.
Cuando la perdí en la lejanía, me dejé caer sobre un árbol e intenté recuperar el ritmo de la respiración. Miré hacia arriba y pensé: dichoso el árbol que es apenas sensitivo.

jueves, 5 de abril de 2012

...Y LLOVIÓ


Llovió la tarde del Jueves Santo, uno de los tres que relucen como el sol. Se mojaron los zapatos nuevos,  los tacones resbalaron, se deslució el charol y también  se estropearon los peinados hechos por profesionales. Las gabardinas y chubasqueros aparecieron pronto tapando las corbatas nuevas, los trajes oscuros de supermercado, los bellos vestidos negros, algunos reciclados de la nochevieja, las joyas y el glamour. Se abrieron los paraguas y taparon las lindas mantillas y  peinetas, ya fueran de plástico o de carey.

El vendedor de cacahuetes se va rápido con su canasto. Los palcos y sillas quedaron desiertos, ese dinero ya está cobrado; los camareros recogían las mesas de las terrazas. El autobús cambió la parada y los taxis escaseaban. Los penitentes rompieron filas y pisaron el azahar de las aceras.

¡Qué  pena!, fue  la frase más oída, “todo el año esperando” –lamentaron otros-. “Cuánto dinero van a perder los de la hostelería, con la falta que hace”- reflexionaron muchos-.

Los pasos con las excelsas imágenes cambiaron su rumbo para guarecerlas en los templos más cercanos y todavía había quién se consolaba: “El domingo, cuando vuelva a su iglesia, la tenemos otra vez  fuera, por calles por donde nunca pasa,  con música y mucha gente".
Foto: Diario de Jerez

martes, 3 de abril de 2012

NO VUELVAS, REY


Dos niños peleaban por montar la pequeña bicicleta de plástico.

El padre la partió en dos trozos y los repartió.

Años después dos hombres lo recordaron y se entristecieron.

sábado, 31 de marzo de 2012

ARROPÍAS

¡Arropías, qué buenas arropías!

El pequeño veía a menudo pasar por su casa al hombre que pregonaba las arropías que llevaba en su canasto y que muchos le compraban. Aquella chuchería alargada, de color rosa y hecha a base de azúcar le atraía sobremanera, pero por mucho que la pidió a su madre, ésta nunca quiso comprársela. Ella argumentaba razones de higiene, como que el vendedor las fabricaba en su casa, donde estaba todo sucio.
Comoquiera que el niño insistía, la madre, buscando el rechazo del caramelo, llegó a decirle que se fabricaban en una “escupidera”. El comprendió que no debería comerlo pero no perdió su deseo por conseguir una arropía, pues llegó a representar para él lo inalcanzable, quizás por eso pocas metas en su vida le parecieron inalcanzables.


Foto:Malagapedia