lunes, 24 de junio de 2013

BALADA PARA DOS LOCOS.-


Recuerdo aquella tarde en que, mientras el profesor corregía a un compañero, miré por la ventana y vi la torre de S. Miguel. Siempre me había atraído su chapitel, de geometría blanca y azul, que brillaba ante mis ojos. En un momento en que nos miramos te dije: "vení, volá". De la mano, nos escapamos y rápidamente, llegamos hasta ella, dejando a todos abajo. Volamos por los alrededores y tú me sujetabas con fuerza, para que no me fuera con el viento.  Recogimos los últimos rayos de sol y debajo de nosotros, Jerez empezaba a encender sus luces y a llenar sus terrazas. Vimos a los niños jugar en las plazas de los barrios y sus padres o abuelos sentados en los bancos, mientras nos guiñaban las primeras estrellas. La luna apareció sonriendo viendo a dos locos jugando entre las nubes…
En algún momento, volvimos y entramos cautelosamente, cuando ellos, discutían sobre Heráclito, ignorando que nos habíamos perdido tan interesante debate.
 
 

No hay comentarios: